Desde los primeros tiempos del cristianismo, San Pedro y San Pablo, son venerados como las primeras columnas de la Iglesia cristiana.
Ambos son los fundadores de la Iglesia en Roma, Madre y Maestra de todas las demás comunidades cristianas.
Ellos predicaron con gran fortaleza el mensaje de salvación; y ellos dieron, con su martirio, el supremo testimonio de su fe en Cristo muerto y resucitado.
Pedro fue escogido para ser cabeza de la Iglesia, y ahí en Roma fue el primer obispo y se sentó en la sede para regir y enseñar. Obispo de los obispos, padre y pastor, por eso recibió el nombre de Papa.
Pablo, predicador insigne, viajó incansable durante treinta años por todos los pueblos y ciudades del Mediterráneo, llevando el mensaje de salvación.
Este día, 29 de junio, también es conocido en el mundo católico como el Día del Papa.
En esta Jornada del Papa estamos invitados, de manera especial, a meditar en el ministerio del Sucesor de Pedro, el Papa Francisco, a orar por él y a contribuir con nuestras limosnas y donativos a su misión evangelizadora y de caridad.
El Romano Pontífice, como Sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los obispos como de la multitud de los fieles. Es Pastor de toda la Iglesia y tiene potestad plena, suprema y universal. Es el Vicario de Cristo.
Ya en la primera hora de la Iglesia, cuando Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad oraba insistentemente a Dios por él (cfr. Hc 12, 59).
Hoy toda la Iglesia tiene el deber de orar por el Papa Francisco. Cuando oramos por el Sucesor de Pedro, que “preside la caridad de todas las Iglesias”, como afirmó San Ignacio de Antioquia, pedimos que la Iglesia se mantenga fiel a su magisterio, para que, como los primeros cristianos, vivamos como hermanos arraigados firmemente en el amor y en la caridad.
Junto con la oración y el agradecimiento, esta Jornada es una llamada a colaborar con nuestras limosnas y donativos a la colecta especial. A través de ella ayudamos al Papa para que pueda realizar su misión a favor de la Iglesia Universal y de los más pobres de la tierra.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
(16,13-19)
Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?»
Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.»
Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.»
Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.
Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»
PALABRA DE DIOS
GLORIA A TI SEÑOR JESUS.
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